lunes, 3 de agosto de 2020

Vocabulario virulento

Escribo en este foro después de varios años. Ahora que estamos en estado de emergencia por el COVID-19, me parece un buen momento para revisar el origen y evolución de algunas palabras que a diario escuchamos en los medios de comunicación, en conversaciones cotidianas, que leemos en memes y que están relacionadas con este virus que nos ha mantenido en casa como nunca nada lo hacía desde hace mucho tiempo.


COVID-19 y la comodidad

Como hemos escuchado en las noticias, COVID-19 es la enfermedad infecciosa causada por el nuevo coronavirus descubierto a partir del brote en Wuhan, China. Se trata de un acrónimo de COronaVIrus Desease y se tomó el número por el año en que se detectó. La palabra inglesa desease (enfermedad, mal, afección) proviene del francés antiguo desaise, término formado por des-, prefijo que denota la inversión de significado, y aise, facilidad, comodidad, tranquilidad; así desaise quiere decir "falta de comodidad". Aise a su vez deriva del latín adjacere, "estar cerca" (en español este verbo dio adyacente). De este modo, si tienes a la mano o cerca algo que necesitas resulta muy cómodo y fácil. En inglés también existe ease, comodidad física, tranquilidad, y el adjetivo easy, fácil, tranquilo. 

Adicionalmente, hace unos meses se dio un debate entre si el acrónimo es masculino o femenino, si deberíamos decir "el COVID-19" o "la COVID-19". Yo lo he escuchado como femenino especialmente en los medios de comunicación. La Real Academia Española dio por zanjado el tema diciendo que, como en el caso de "el ébola" o "el zika" y por influjo del género de coronavirus, se usa normalmente en masculino, aunque el uso en femenino está justificado, puesto que desease en español, como ya lo vimos, se traduce como enfermedad. O sea, que se debería decir el COVID-19, pero tampoco está mal si dices la COVID-19. 

Por cierto, sí se debe escribir con mayúsculas y con un guion antes del número. COVID-19, por ser un acrónimo de reciente creación y aún no lexicalizado. Por norma, los acrónimos se escriben solo con mayúsculas: ONU, UNICEF, CIA. 


El virus y la pus

Originalmente significaba "veneno" o "ponzoña" y por mucho tiempo se usó con este significado y especialmente como equivalente de lo que hoy llamamos "pus", ese fluido espeso y amarillento que brota al pellizcar las heridas infectadas. Como se supo que esta pus transmitía la infección, si, por ejemplo, entra en contacto con una herida fresca, se introdujo la idea de que este líquido causaba dichas infecciones. A finales del siglo XIX un científico ruso, Dimitri Ivanovski, descubrió, al estudiar extractos de hojas de tabaco, que había agentes infecciosos más pequeños que las bacterias, descritas por Pasteur años antes, y pensó que se trataba de algún tipo de toxina liberada por las bacterias. Pero quien introdujo el término fue Martinus Beijerinck, quien encontró que en realidad se estaba identificando a un nuevo tipo de agente infeccioso al que llamó contagium vivum fluidum, "fluido contagioso viviente" o virus, convencido de que dicho agente tenía propiedades líquidas y que solo se podían reproducir, a diferencia de las bacterias, en tejido vivo. Luego, con la invención del microscopio electrónico, pudo verse a estos bichitos en los fluidos estudiados. Desde entonces, se han identificado más de 2000 especies de virus, entre los que destaca en la actualidad el coronavirus.


Epidemia, pandemia y la chusma

Una epidemia es una enfermedad que ataca a un gran número de personas o animales en un mismo lugar por un tiempo prolongado. Lo curioso es que en griego antiguo ἐπιδημία, epidemia, significaba "visita", "llegada" o "estancia", muchas veces para la visita de un médico a la casa del paciente. La palabra está compuesta por los vocablos ἐπι- ,epi-, sobre, y δῆμος, demos, pueblo, y significaba simplemente la "estancia en un pueblo". La palabra griega que significa enfermedad es en realidad νόσημα, nosema. Con el tiempo se acuñó la expresión ἐπιδημον νόσημα, epidemon nosema, que quiere decir "enfermedad (que llega o que nos visita)"

Pandemia, por su lado, tiene el prefijo παν-, pan- que significa todo o todos, como en panamericano (relativo a todos los países del continente americano) o panorama (todo lo que se ve) y tampoco estaba vinculada a las enfermedades. Simplemente significaba "sobre todos los pueblos", daba la idea de "mundial" o "universal". En "El banquete" Platón nos habla de la controversia que se tiene sobre los dos tipos de amor, regidos por dos Afroditas distintas, la Afrodita Celeste y la Afrodita Pandemia. Esta última representa al amor común, popular, que reina sobre la mayoría de las personas, aquel que da preferencia al cuerpo sobre el alma, que inspira más un acostón que pedir matrimonio: el amor pandémico. 


La cuarentena, la Biblia y el confinamiento

Cuarentena se refiere al aislamiento preventivo de personas o animales por razones sanitarias. Obviamente está formada por cuarenta y el sufijo -ena. Básicamente cuarentena es un grupo de cuarenta unidades, como docena es un grupo de doce. En la Edad Media se comenzó a usar este término cuando epidemias como la peste negra o el cólera azotaron Europa en el siglo XIV. Los médicos aislaban a los enfermos para evitar contagios. Sin embargo, la vinculación con el número cuarenta no es médica, sino religiosa. Resulta que el número cuarenta aparece en numerosos episodios de la Biblia: el número de años en que Moisés trabajó como pastor en Madián o los días en que él mismo permaneció en el Monte Sinaí antes de bajar con las Tablas de la Ley, además, los días en que Jesús pasó de ayuno en el desierto y fue tentado por el diablo. La Cuaresma es un periodo de cuarenta días de ayuno antes de la Semana Santa como preparación para la llegada del Señor; por eso se hacen los carnavales antes, para darle vuelo a la hilacha antes de reconciliarnos con Dios. 

Por otro lado, confinamiento es la reclusión de alguien, es este caso también para evitar el contagio. Proviene de confín, que es la línea que divide las ciudades, estados o países, del latín confinis: con-, junto a, cerca, y finis, fin, límite. Confinar, entonces, es poner a alguien dentro de ciertos límites. 
 

Contagio y contacto 

Para los romanos la palabra contagio, -onis, significa simplemente "contacto" en sus orígenes. Está compuesta de tres elementos: cum-, con- en nuestro idioma, que, como ya vimos, da la idea de junto, cerca; tango, tangere, tocar, palpar, y el sufijo de resultado -ius, -ioPoco a poco el vocablo fue adquiriendo connotaciones negativas. Tito Livio, historiador, habla de contagio pestilisfera, el contacto que hace que se produzca la peste. Otro historiador, Flavio Vegecio Renato usa la palabra contagiosus, ya con el significado que nosotros le damos a contagioso, es decir, transmisible por contacto con un animal o persona; persona o animal que lleva la enfermedad, o bien, que excita emociones similares, como en "risa contagiosa".


Fiebre y febrero

La temperatura alta, la calentura pues, también es síntoma de COVID-19. Febris es la palabra latina, pero su origen y evolución presentan caminos sinuosos; la mayoría de los lexicólogos lo atribuyen al verbo latino fovere, calentar, pero su transformación a febris no está clara. Otros afirman que posiblemente proviene de februa, lo cual, morfológicamente tiene más sentido, al menos para mí. Februa en latín son las fiestas de purificación, que se celebraban en lo que hoy es el mes de febrero; februarius mensis quiere decir literalmente "mes de la purificación o la expiación". Quizás los romanos vieron en la fiebre un medio de purificación mediante el sudor que producía, como lo vieron quienes bailaban la tanatela, una danza frenética, emparentada con la tarantela, para liberarse del veneno de la tarántula al sudar. 


La tos y la tunda
 
La tos es ese movimiento compulsivo y sonoro del aparato respiratorio mediante el cual se despeja la garganta de algún agente que la obstruye o la lastima, por eso nos da tos cuando se nos mete polvo a la garganta, lo cual mantiene los bronquios limpios. También se trata de un síntoma de algunas enfermedades, como el COVID-19. Tiene su origen en el latín tussis y las lenguas romances conservan sus derivados: toux en francés, tosse en italiano y portugués, tuse en rumano, tose en gallego. Se piensa que tussis es una voz onomatopéyica; eso quiere decir que se deriva del sonido que se hace al toser. El inglés cough (que se pronuncia más o menos kof) es más clara en ese sentido. Sin embargo, hay quien afirma que puede derivarse de tundere, golpear, que dio en español palabras como tunda, tundir, contusión o contundente


El cansancio y los navíos

También es un síntoma del COVID-19. La palabra proviene del latín campsare que a su vez es un préstamo del griego κάμψαι, kampsai, un término marítimo que significa"desviarse", "cambiar de trayectoria"; así, los barcos se desviaban para tomar un descanso.


El dolor y las "algias"

El dolor de cabeza y garganta son posibles signos de la infección por coronavirus. Tiene su origen también en el latín dolor, -oris que quería decir originalmente ser golpeado y, por metonimia, sufrir. Por metonimia quiero decir que se nombra al hecho por la causa, en este caso, "ser golpeado" es la causa de "sufrir". La palabra médica para el dolor de cabeza es "cefalea" que se originó en el griego κεφαλαία kefalaia, formada de los términos κεφαλή kefalé, cabeza, y el sufijo -αῖος, -aios, que indica relación, es decir, κεφαλαία solo significa "de la cabeza".  Existe otro término etimológicamente más explícito: cefalalgia, que contiene la raíz ἄλγος, algos, dolor. Para el Tumbaburros de la Real Academia no hay diferencia entre cefalea y cefalalgiaFinalmente en griego se tiene el término λαιμός , laimós, garganta, pero en español para el dolor de garganta no decimos "laimalgia", que tampoco habría quedado mal.


La diarrea, náusea y la Nao de China

Según la OMS, algunos pacientes de COVID-19 presentan síntomas gastrointestinales como la diarrea y las náuseas. La primera tiene un origen griego, διάρροια, diárroia, sustantivo abstracto del verbo διαρρεῖν, diarreín, sí, había un verbo específico en griego para "hacer diarrea". Se compone de  δια-, que significa "a través de", como en diámetro (medida a través de un círculo), y  y ῥεῖν, rein, fluir: "Fluir a través de..." sería el significado básico. Los griegos interpretaban διάρροια como "flujo del vientre".


Por otro lado,  ναυς, naus, es la palabra griega que significa "barco", "navío", de ahí la famosa NAO de China o astroNAUta. Se le agregó la terminación -ια, sufijo de relación, lo que dio ναυςíα, nausía, "de los barcos", y llegó a denominar esa sensación que se tiene antes de vomitar cuando uno se sube a un navío. Del griego pasó al latín como nausea, de la cual tomamos en español y le agregamos el acento en 1870. El mecanismo fisiológico de las náuseas, la salivación y sensación de que si deglutes vas a vomitar, es el mismo que se siente en las naves cuando uno se marea, cuando come algo echado a perder o en estos aciagos días, es posible que a uno le dé si contrae el COVID-19.  


En fin, estos son algunas palabras que en la actualidad están en boca de todos gracias a ese bichito. Si bien no sabemos cuándo van a estar disponibles el tratamiento y la vacuna contra el COVID-19, al menos conocemos el origen y algo de la evolución de los términos asociados con esta epidemia que tantos estragos ha causado alrededor del mundo